La ola de incendios forestales que sufre España se está cebando especialmente en Galicia, Castilla y León, Extremadura y Asturias, donde ha dejado más de 120.000 hectáreas quemadas y miles de desalojados. El fuego no da tregua y se ha complicado en estas cuatro comunidades, que presentan más de medio centenar de focos activos y sin control.
La prolongada ola de calor que comenzó el pasado 3 de agosto ha registrado este fin de semana las temperaturas más extremas, que sumado a la falta de humedad y de viento han dificultado todavía más la extinción de los grandes fuegos.
Para combatir las llamas, el Gobierno ha mantenido un amplio despliegue de más de 3.400 militares y 450 medios, a los que se han unido, entre otros, medios aéreos y brigadas BRIF del Ministerio para la Transición Ecológica, con 600 efectivos, y más de 5.000 agentes de la Guardia Civil y 350 efectivos de Policía Nacional.
Sin embargo, los incendios están desbocados y los servicios de emergencias, en muchos casos, no dan abasto. En Galicia, con 14 incendios activos en total, lo más preocupante está en la provincia de Ourense, donde miles de vecinos de las zonas rurales viven una situación límite, tratando de evitar con sus propios medios que el fuego alcance sus viviendas. Allí, las llamas han calcinado más de 46.000 hectáreas, según los últimos datos actualizados por la Xunta a última hora del sábado.
El incendio más grande en Ourense es el de Chandrexa de Queixa, que sería ya el mayor de la historia de Galicia, donde se unieron los focos de Requeixo y Parafita y al que también se unió el de Vilariño de Conso-Mormentelos, con más de 17.000 hectáreas quemadas.
La magnitud de los incendios en Ourense ha provocado además que el servicio de trenes de alta velocidad entre Madrid y Galicia siga interrumpido desde el pasado jueves, y así continuará, al menos, hasta el mediodía de este domingo.
Incendios «anómalos» en Castilla y León
La situación también es especialmente grave en Castilla y León, con 25 incendios activos, y donde preocupan los fuegos de la provincia de León, de tal virulencia que han obligado a nuevos desalojos, mientras mejora la situación en Salamanca y Ávila.
En León, el incendio de Llamas de Cabrera ha avanzado con gran rapidez amenazando el Valle del Silencio, lo que ha derivado en evacuaciones en nueve localidades, algunas pedanías de Ponferrada, con un millar de afectados. El comportamiento «anómalo» del fuego, que según los técnicos dificulta su perimetración, ha llevado a una situación complicada en el incendio de Barniedo de la Reina, a las puertas de los Picos de Europa.
Ello también ha provocado la activación de nuevos focos importantes: uno en Canalejas (Almanza), que ha obligado a desalojar cinco localidades, y otro en Gestoso, con seis pueblos evacuados.
Por su parte, en Salamanca se mantienen los incendios en El Payo, La Sagrada y San Cristóbal de los Mochuelos, donde preocupa este último, con cuatro localidades evacuadas. Los 1.500 evacuados de El Payo han podido volver a última hora del sábado a sus casas después de que el fuego bajase a nivel 1.
Mientras, el incendio de Molezuelas de la Carballeda, entre Zamora y León, presenta una evolución más favorable, lo que ha permitido el regreso de 2.579 vecinos de varias localidades leonesas evacuadas. También unos 242 vecinos y veraneantes que fueron desalojados de las localidades zamoranas de Pías, Barjacoba y Villanueva de la Sierra por el incendio de Castromil llegado desde Ourense han comenzado a regresar a sus casas, por lo que en la provincia de Zamora únicamente han quedado evacuados 1.350 vecinos de Porto, donde el fuego allí es de nivel 2.
También ha mejorado la situación en la Alta Sanabria y en Ávila, con el incendio de Mijares controlado y el regreso de los vecinos de Urraca Miguel, uno de los barrios anexionados a la capital abulense.
Seis focos descontrolados en Extremadura
En Extremadura también siguen muy pendientes del avance de las llamas. La comunidad cuenta con seis incendios activos y sin control, y este sábado han pedido formalmente el despliegue de medios operativos del Ejército y del Mecanismo Europeo de Protección Civil para que ayuden a la región a controlar sus incendios.
Los esfuerzos se centran en el fuego de Jarilla, que está «totalmente descontrolado» y sin que se pueda actuar en el 70% de su extensión por la falta de accesibilidad y las condiciones que presenta. Este incendio lleva arrasadas casi 6.000 hectáreas en cinco días, mantiene confinados a los vecinos de Segura de Toro y Casas del Monte, y preocupa su cercanía con la ciudad de Plasencia y su entrada en el Valle del Ambroz. Por el momento, han tenido que evacuar a la localidad de Rebollar, de unos 200 habitantes.
«Nos defendemos de un gran incendio que está en manos de las condiciones meteorológicas. Cuando estas cambien, podremos empezar a atacarlo», ha explicado el consejero de Presidencia, Interior y Diálogo Social, Abel Bautista.
Seis incendios en Asturias
En Asturias hay seis incendios activos, si bien los focos «se han ralentizado», según ha indicado el consejero de Movilidad, Medio Ambiente y Gestión de Emergencias, Alejandro Calvo. El Gobierno asturiano ha reforzado sus medios técnicos y humanos para mantener los trabajos de extinción, control y vigilancia en estos incendios, especialmente en los de Genestroso (Cangas del Narcea), la Cerezal (Somiedo) y el foco que desde Anllares del Sil (León) ha entrado en Asturias a través de Degaña.
Los peores incendios en España
En lo que va de agosto, las llamas han dejado a su paso tres víctimas mortales —dos jóvenes en el incendio de Molezuelas de la Carballeda, y otro hombre en el fuego de Tres Cantos, en Madrid— un triste balance que ha entrado a formar parte de la historia de los grandes incendios forestales en España.
Los últimos fuegos devastadores que se recuerdan ocurrieron en Navalacruz (Ávila), en 2021, cuando las llamas calcinaron 22.000 hectáreas, y en la Sierra de la Culebra (Zamora), donde otras 50.000 hectáreas fueron arrasadas por las llamas en dos frentes Desde que se tienen registros, el peor año de incendios forestales en España fue 1985, donde se quemaron en todo el año unas 484.000 hectáreas. En el siglo XXI, el año 2022 lidera el recuento de hectáreas calcinadas, con 267.000, un dato demoledor que supera al de 2012, otro año fatídico en fuegos, cuando se contabilizaron 218.000 hectáreas quemadas. En esta última semana de agosto, se estima que son más de 120.000 las hectáreas arrasadas, lo que supera ya de largo el dato total del 2024, cuando se quemaron 47.000 hectáreas.separados. Sin embargo, todo apunta a que los incendios de 2025 podrían superar este demoledor balance.